Wednesday, April 25, 2012

GIL; El Pueblito Donde Crecí


Febrero 22, 2011                                                                                                         
GIL; El Pueblito Donde Crecí
        GIL es un pueblito ubicado en la región de Zamora Michoacán, es único y especial, ahí guardo todos mis inolvidables recuerdos de mi infancia. GIL es el pueblito pintoresco donde crecí y viví la mayor parte de mi adolescencia junto a los traviesos de mis hermanos, mis primos y amigos cercanos. Mi vida ahí fue grandiosa, estuve rodeado del cariño de todos mis seres queridos; tuve la niñez deseada de todo niño.
        Como poder olvidar el bullicio y la alegría de las mañanas? Las señoras molían el nixtamal para preparar las tortillas. Se escuchaba como melodías en los oídos el ruido de los metates y los molinos preparando la masa. Se sentía una maravillosa sensación de bullicio y alegría. Se olfateaba un aroma tan llamativo y delicioso de las tortillas recién hechas, y del chocolate caliente, la bebida preferida de los nobles gobernantes Aztecas. Los señores se disponían a ir a ordeñar a sus vacas para llevar leche fresca a sus familias, y mientras pasaban por los callejones se escuchaban las pisadas de las herraduras de los caballos, formando un sonido hueco entre el medio del empedrado de los callejones, y los ladridos de sus perros que despertaban a todo mundo. Pero lo mas lindo que guardo en mi corazón, es el alegre amanecer disfrutando del dulce canto de los gorriones y ese agudo cántico de los gallos que anunciaban la venida del sol naciente entre los verdes cerros.
       GIL es un pueblito pequeño, pero grande en espíritu. El espíritu se encuentra en su magnifica gente, llena de bondad, gente amable, alegre y hospitalaria. Ahí la mayoría de las personas se conocen los unos a los otros. Gracias a que el lugar es pequeño los niños se reunían todos juntos a jugar; mi infancia ahí fue estupenda, aunque nuestras familias eran de bajos recursos lo teníamos todo, pues la naturaleza estaba a nuestro alcance. Si queríamos jugar, el hecho de no tener juguetes no era escusa para dejar de hacerlo, amarrábamos los lasos y reatas de nuestros padres y nos poníamos a jugar, como si hubiéramos sido los grandiosos charros de la región. De igual manera que los niños, los señores se reunían en las tardes, en su cantón, a discutir los problemas y/o necesidades de la comunidad.
       GIL es un lugar muy pacifico, ahí se siente uno muy cómodo y tranquilo. La amabilidad y bondad de su gente es única, como en pocos lugares. La vida en GIL es muy sana para las familias, pero en especial para los niños que crecen en un ambiente de compañerismo, y armonía con ellos mismos y la naturaleza. A diferencia de la ciudad donde ahora vivo ahí se respiraba aire fresco y puro. GIL mi pueblito de ensueño, como si fuera un mito pero real.

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